dijous, 18 de març del 2010

Soñadores



Dirección: Bernardo Bertolucci.
Países: Reino Unido, Francia e Italia.
Año: 2003.
Duración: 120 min
Interpretación: Michael Pitt (Matthew), Eva Green (Isabelle), Louis Garrel (Theo)


Un triangulo amoroso entre dos hermanos bourgeous-boheme y un
estudiante americano enmarcado en el mayo francés.

Intelectualidad y pseudo-intelectualidad y una estética cuidada y bohemia, que recuerda al estilo de la nouvelle vague.

Y aunque a simple vista el film pueda resultar una historia de amor incesto, habla del idealismo superficial de algunos intectuales, de la lucha por la libertad y de como las convenciones sociales hacen mella y al final se acaban imponiendo.

En un película donde se establecen todos los clichés: tres jovenes abocados a un frenesí sexual, dos hermanos siameses hijos de un poeta frustrado que ya no cree en el idealismo, y un estudiante destacado de la América profunda que ha conseguido un beca en la Sorbona...Los mensaje "ocultos" de Dreamers van mucho más allá, es una película llena de metáforas, tan sugerentes que quedan claramente expuestas a una libre interpretación condicionada por la inspiración del momento. Por eso, es una película que no basta con verla sólo una vez.

Jovenes cinéfilos que juegan a adivinar los grandes clásicos en blanco y negro -Bortolucci, como Tornatore en Cinema Paradiso, también rinde un pequeño homenaje, en este caso mucho más implícito, al cine-

Univesitarios que divagan sobre la revolución y la lucha de clases amparados en Sartre, Marx...y juegan a soñar. Repito: "juegan a soñar", "divagan sobre la revolución". Y he aquí una de las moralejas de la película (...),ese idealismo (pseudo)-intelectual y burgués que nunca pasa a la acción y se reduce a conversaciones de sobremesa.

Los protagonistas quieren cambiar el mundo mientras fornican y hablan de cine. Viven en un mundo paralelo, en ese piso decadente de estilo rococó en el que transcurre gran parte de la acción y es el centro estético de la película.

Pequeños genios de carácteres extremos que, cuando por un momento, vuelven a posar sus pies en la tierra del resto de los mortales se avergüenzan de sus locuras y de su sexualidad llevada al extremo. Y pasan de exprimir la vida, al intento de un suicidio colectivo.

Un suicidio con gas que se frustra gracias a que una piedra lanzada por un manifestante rompe uno de los cristales de las ventanas del piso. Paradójamente, la revolución salva sus vidas, y he aquí la apoteosis metafórica de "Soñadores", que cada uno podemos interpretar a nuestra manera y con la que finaliza la película.

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