dilluns, 15 de març del 2010

Quim Monzó, a título póstumo


Del 18 de septiembre al 11 de abril, en el centro Arts Santa Mònica se expone la vida y obra del periodista y escritor catalán Quim Monzó.

Sin animo de descalificar su obra, que admiro, considero que la exposición es un ejercicio desmesurado de egocentrismo, aunque no se hasta que punto el escritor ha estado vinculado en el montaje y la creación.

Y es que ahora de cualquier cosa se hace una exposición...¿que estuvo en Vietnam? pues una vitrina con la mochila que usó. ¿Que vivió una temporada en Nueva York? Pues una foto de su mujer enfrente de la casa donde vivían.

Y para de contar, he aquí las dos experiencias que ha vivido el escritor. Teniendo en cuenta que es un burgués con medios y de familia intelectual, no me parece nada espectacular, y mucho menos, digno que ocupar un espacio en un museo.

Tampoco me lo parece dedicar una pared a sus referentes: Woody Allen, Godard, Henry Miller...los intelectuales por excelencia que inspiran tanto a Quim Monzó como al vecino del 5º.

Lo que si es interesante, es el concepto de exposición literaria, en este caso centrado en la presentación de la obra. Aunque la esencia de una exposición nunca debe ser su presentación, sino su contenido, "La magnitud de Monzó", que así se llama, se salva por los pelos precisamente con la presentación. Una sucesión de espacios que te transportan a las vivencias del escritor a golpe de cortina de terciopelo. Un laberinto lleno de espejos y juegos de luces que hacen que te olvides un poco de las banalidades que lo integran.

Respecto a la obra literaria y televisiva, son interesantes los videos de los mejores momentos del escritor en el programa "Persones humanes". Momentos que rallan el absurdo y que arrancan sonrisas.

En contraposición, la frases y fragmentos de sus libros pegados en las paredes me parecen que si fueran de un ciudadano de a pie, las ignorariamos, y algunas, hasta nos parecerían ridículas: "el hombre miró a la mujer. La mujer miró al hombre. Y los dos, se entrecruzaron en una mirada...". Buff!

Otra cosa que me da tirria es que calificar de extravagante, original, o simplemente digna de mención una foto de Monzó con el fotógrafo Madueño, hecha por ellos mismos en el avión. Es original porque Monzó pone una mueca. Adolescentes del mundo! Sus fotos de cada dia ya tienen un hueco en el museo! Y yo sólo pregunto: ¿y si fueran otros?

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