diumenge, 2 de maig del 2010

Matar al mensajero


Human Right Watch presentó hace unos meses un informe en el que se denunciaban las dificultades a las que tienen que enfrentarse activistas y organizaciones a favor de los derechos humanos en diferentes países del mundo.

Ataques, intimidaciones y chantajes que aumentaron durante el año pasado y que, según la ONG tienen a las autoridades como principales culpables. “Los gobiernos están metidos de lleno en una intensa ronda de ataques a individuos, organizaciones e instituciones que defienden los derechos humanos y cuyo objetivo es matar al mensajero”.

Abogados, periodistas y otros activistas han sido intimidados, detenidos y asesinados. Muchas instituciones, cerradas. Y leyes para restringir su actividad, aprobadas. Y no sólo ocurre en países totalitarios como China o Birmania, también en países que tienen gobiernos elegidos democráticamente.

El ejemplo más claro es Rusia, que según HRW encabeza la lista de "gobiernos metidos de lleno en una ola de ataques contra activistas", sobre todo contra aquellos que luchan por la causa chechena. La ONG desvela casos como el asesinato el pasado mes de julio de Natalia Estemirova, una de las investigadoras más destacadas sobre la situación en la república de Chechenia; el asesinato un mes después del matrimonio Dzhabraiolov, que trabajaban para Save The Generation, una organización que asiste a niños afectados por el conflicto checheno; o el ataque a las madres de Dagastán, que buscan a sus hijos desaparecidos y cuya sede fue incendiada.

En la lista de países "que matan al mensajero" también se encuentran Kenia, Sri Lanka, Malasia o India, donde según HRW hubo asesinatos de defensores de los derechos humanos durante el año pasado.

En Israel, los grupos de derechos humanos han tenido que enfrentarse a una actitud hostil a la hora de documentar y denunciar los efectos de la Operación Plomo Fundido.

Por otro lado, hay países tan opresores como Eritrea, Corea del Norte, Turkmenistán y Arabia Saudí que directamente imposibilitan que ninguna ONG opere allí.

Y las denuncias continúan. En Irán y Uzbekistán se acosa y se detiene a críticos y activistas. En América Latina lo hacen Colombia, Venezuela y Nicaragua. Por su parte, el Gobierno de Cuba, "se niega a reconocer la legitimidad de ninguna organización independiente de derechos humanos", según HRW.

Otros países, como Etiopía y Egipto, se sirven de legislación extremadamente restrictiva para hacer casi imposible el trabajo de las ONG.

Para el director Human Right Watch, Kenneth Roth, los abusos sólo cesarán si "los países que apoyan los derechos hablan alto y claro y exigen cambios reales a los gobiernos que cometen abusos".

Reporteros sin fronteras
Por otra parte, los resultados de la clasificación anual de la organización Reporteros sin Fronteras coinciden con el informe de HRW respecto a la falta de libertad de expresión que se sufre en países como Irán, Eritrea, Corea del norte o Turkmenistan, que están situados al final de la lista.

La ONG también ha criticado duramente la actuación de Israel y en contraposición valora la situación de Estados Unidos, promovida por "el efecto Obama", que ha ganado 16 puestos situándose en la veintena posición.

Los mejores de la lista, liderados por Islandia, son los países nórdicos y Luxemburgo.

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