dilluns, 10 de maig del 2010

Igual da


Vengo a hablar de igualdad, pero de igualdad desde un punto de vista que nunca, o muy pocas veces, se emplea.

Desde hace unos años, la igualdad entre hombres y mujeres ha ido convirtiéndose en una prioridad para la clase política. Nos vemos sometidos a un bombardeo constante de anuncios y noticias sobre violencia de género en los medios de comunicación, se han promulgado diversas leyes sobre igualdad e incluso se ha creado un Ministerio para ello.

Estas medidas son muy positivas para acabar con la injusticia histórica que han sufrido las mujeres en nuestro país y suponen un elemento de vital importancia para acabar con determinados comportamientos retrógrados y tener una sociedad más justa.

Lo más importante, es que se tratan de medidas para la igualdad. Pero hay algo que chirría: ¿por qué a todo esto los califican como medidas para fomentar la Igualdad, cuando realmente quieren fomentar a la mujer? Y a este punto quería llegar, porque vengo a hablar de los grandes excluidos del término "Igualdad": Los Hombres.

En la actualidad, el machismo está estigmatizado. La mayoría de los hombres rechazamos el machismo, en cambio, se ha camuflado el hembrismo como si fuera feminismo en la lucha por la igualdad de la mujer.

Un claro ejemplo de esto, es la nueva tendencia que está surgiendo en la publicidad, consistente en ridiculizar al hombre o en colocar a la mujer como superior y más inteligente. Me viene a la mente un anuncio de Mc Donald’s en él aparece una pareja comiendo en uno de sus restaurantes. El chico coge un vaso y ve que está premiado, así que se lo regala a su novia. Ante tal acto de amor y bondad, ¿cómo responde la chica? Pues dejando a su novio y yéndose de viaje con otro chico.

Este anuncio, que realmente es muy cómico, se acepta porque para la conciencia actual es “políticamente correcto”. Sin embargo, lo que sí es más serio es la criminalización que sufre el hombre en otros anuncios.

Otro ejemplo es un anuncio de la DGT. En él, se ve la típica escena tétrica de hospital: Un niño en una cama, los pitidos de las máquinas, la madre mirando por la ventanilla al hijo y el padre, con estética de asesino en serie, sentado, mientras suena, literalmente, de fondo:

“Mario, 5 años, sufre traumatismo craneoencefálico, heridas y contusiones. TODO SE LO HA HECHO SU PADRE”.

Si este último anuncio hubiera sido al revés, se lía parda: El instituto de la mujer, el ministerio de igualdad, asociaciones feministas y compañía, habrían pedido su retirada. Y hasta aquí el tema de la doble vara de medir en publicidad.

Lejos de estos hechos, que pueden resultar anecdóticos, hay dos casos claros de discriminación hacia los hombres: en la custodia de los hijos y en la violencia de género.

En el tema de la custodia de los hijos, los datos hablan por sí mismos: el último año, tan sólo el 9.6% de los casos de divorcio se resolvieron con una sentencia favorable a la custodia compartida para ambos progenitores. Esto sucede porque es una solución "pacífica" al conflicto y raramente aplicada por los jueces, que en la mayoría de los casos optan por otorgar la custodia a la madre. Ante esta situación, los padres tienen que conformarse con un estricto régimen de visitas y, en el mejor de los casos, con la custodia compartida durante las vacaciones de los hijos.

Y yo me pregunto: ¿es así como se quieren superar los roles impuestos durante tantos años? Es ilógico que en pleno 2009 suceda esto, y además, no sé exactamente en base a qué fundamento lo realizan:
- Los hombres no son capaces de cuidar de sus propios hijos. Sería una teoría claramente hembrista.
- Las mujeres son las únicas que pueden cuidar de sus hijos. Podría pasar por un machismo encubierto.

Guatemala y Guatepeor, vaya.

El segundo caso de discriminación hacia los hombres, es el relacionado con la violencia de género. Sí, aunque no lo parezca, también las mujeres ejercen malos tratos hacia sus maridos, pero esto es algo que tristemente, no interesa. Además, se podría pensar que son casos aislados o marginales, pero no, de hecho, los últimos datos de los que se dispone datan de 2005 y hablan casi de un 20% del total de los malos tratos. Es más, en el pasado mes de noviembre, el número de hombres maltratados superó al de mujeres en la ciudad de Gijón.

¿Dónde está el problema? Pues en que no existen medios para protegerlos, porque la ley contra la violencia de género habla únicamente de mujeres. Y es más, mientras que si un hombre pega a su mujer hablamos de un delito, en el caso contrario no sería más que una falta.

Me gustaría destacar también el hecho del gran poder que ha otorgado esta ley que presuntamente genera igualdad a la mujer. Se estima que un tercio de las denuncias por malos tratos son falsas. Esto no llevaría a más que los típicos trámites en caso de que se tratara de una ley normal, pero no lo es. Por el mero hecho de denunciar, el hombre es arrestado y llevado al calabozo, teniendo que demostrar su inocencia, cuando, teóricamente, todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Y digo yo: ¿todo esto son medidas que fomentan la igualdad entre sexos?

Para terminar, me gustaría leer dos líneas:

“Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.

Como todos sabemos, se trata del artículo 14 de la Constitución Española. Si realmente todas las medidas que hablan de igualdad tuvieran en mente este artículo, no surgirían estas desigualdades.

Y es que el sistema, las leyes y las medidas, nacen viciadas desde el principio distinguiendo entre hombre y mujer, porque antes que eso, todos somos personas.

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